martes, 16 de agosto de 2011

35º cumplaños de Clara Anahi Mariani Teruggi

Intervención en el 35º Cumpleaños de Clara Anahi Mariani Teruggi en la casa en la que fue secuestrada en 1976.

Arte al Ataque FPDS, Grupo La Olla, Unidades Muralistas Hermanos Tello, Jovenes FPDS


En la calle 30 N° 1134 (entre 55 y 56) de la ciudad de La Plata vivió la familia Mariani-Teruggi, constituida por Daniel Mariani, Diana Teruggi y su hija Clara Anahí Mariani, de tres meses de edad.
En la parte trasera de la misma, funcionó hasta noviembre de 1976 una imprenta a la que se accedía a través de un sofisticado mecanismo oculto.
El 24 de noviembre de 1976, alrededor de las 13:15 hs., la casa del matrimonio Mariani-Teruggi fue rodeada, atacada y saqueada por las fuerzas de la dictadura cívico-militar en un operativo que duró cerca de cuatro horas. En ese momento se encontraban allí Diana, Clara Anahí y cuatro compañeros de militancia de sus padres: Daniel Mendiburu Eliçabe (de 25 años, estudiante de Arquitectura), Roberto César Porfidio (de 31 años, Licenciado en Letras), Juan Carlos Peiris (de 28 años, antenista) y Alberto Oscar Bossio (34 años, médico).
En ese ataque armado asesinaron a Diana (de 26 años, estudiante de letras) y a sus compañeros de militancia. Daniel Mariani (de 29 años, Licenciado en Economía) logró salvarse porque en ese momento no se encontraba en su domicilio. El 1 de agosto de 1977 fue asesinado por las fuerzas de seguridad en las adyacencias de 132 y 35, en la ciudad de La Plata. Clara Anahí sobrevivió al ataque y fue sustraída con vida de la casa por personal de las fuerzas armadas. Hasta la fecha no se tienen noticias ciertas sobre su destino.




















EL PATIO Y EL ARBOL / LA FLOR Y EL FRUTO

No es el mismo patio ni es el mismo limonero
de aquellos días finales.
El patio, sin gente, dejó de ser.
El limonero, solitario, también murió.
Quizá porque sus frutos ya no tenían destino
y sus flores, nadie que las contemplara.
Patio y limonero fueron escenario y testigo
de aquella tarde de dolor y de muerte.
Pero el patio volvió a sentir pasos;
tristes pero amables
y un nuevo limonero perfumó el aire,
y sus frutos, son señal de nueva vida
y sus flores de eterna belleza.

Fernando Gandolfi










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