En las últimas décadas lo relacionado al cultivo y uso de cannabis sativa se transformó en una constante persecución y criminalización tanto de la planta como de quienes estamos en contacto con ella, producto de una demonización que crea y refuerza estigmas-mitos dentro de la cultura actual. Pero lo cierto es que esta planta, como la diversidad de usos que se desprenden de ella, pasaron a la ilegalidad no hace mucho tiempo.
La constante “guerra contra las drogas” que promueven los gobiernos lejos está de apuntar al desmantelamiento de uno de los negociados del capitalismo más sólidos y que involucra a diferentes instituciones y actores políticos, sino que es utilizada como excusa para fundamentar el accionar de las fuerzas represivas que apuntan a un sector social y sujetxs específicxs.
El monopolio del narcotráfico necesita que la marihuana siga siendo considerada una droga ilegal por lo que se refuerza – desde diferentes planos - el imaginario social desde un discurso moralizador que criminaliza a lxs usuarixs ligando el uso de cannabis, por ejemplo, a la delincuencia e inseguridad; pero a su vez naturaliza y no cuestiona el uso legal de cigarrillos, alcohol y psicofármacos, que entre otras cosas generan adicción y atentan contra la salud físicomental de las personas. De igual manera, la persecución que sufrimos por cultivar marihuana hace que muchxs recurran a la compra dentro del mercado que retroalimenta al narcotráfico.
Sin embargo, tanto el autocultivo de cannabis como el uso que le damos a la planta, lejos están de entrar en las lógicas del consumo capitalista que promueve el narcotráfico y el negociado de estados, políticos, fuerzas policiales, inversorxs, entre otrxs. La planta de marihuana es una planta ancestral utilizada por diferentes comunidades a lo largo de la historia para realizar rituales – como el cactus San Pedro, diferentes hongos, etc -, en la producción de vestimenta y alimentos como así para un uso medicinal. Las propiedades cannabicas ayudan a aquellxs que padecen de problemas oculares como el glaucoma, ayuda a disminuir dolores crónicos como así a mejorar el bienestar de pacientes de cáncer y HIV-SIDA reduciendo las nauseas y aumentando el apetito.
Desde que se planta la semilla hasta la cosecha, el vínculo y conexión que se establece con la planta y la pachamama, son los mismos que hace siglos. Trabajar la tierra y acompañar el crecimiento de la planta sin intermediarixs, sin multinacionales que patenten y contaminen las semillas-tierra, establecen formas libres de producción, de exploración de la creatividad y conexión con unx mismo mediante la meditación e incluso el uso conciente, recreativo y liberador que puede ser individual o colectivo.
El autocultivo de plantas con sustancias psicoactivas en su estructura, como la cannabis sativa, no sólo no responden al negociado del narcotráfico encabezado por el estado, políticxs, las fuerzas represivas, diferentes organismos e instituciones, sino que lo destruye creando otras formas de producción-consumo que escapan a las lógicas capitalistas
El autocultivo es resistencia!
Plantaté, cultivá tus derechos!
Arte al Ataque
Cultura del Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional
• Movilización en La Plata - Marcha Mundial de la Marihuana
* Fotografías: Bianca Benaglia
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