sábado, 28 de febrero de 2015
Por políticas culturales que incluyan y no criminalicen ni excluyan.
Una vez más - y siguiendo los pasos de lo que sucede en Capital Federal - las rejas van ganando lugar dentro de la cuidad de las diagonales. El espacio público poco a poco va perdiendo terreno ante una privatización que se recubre de “buenas intenciones”.
Ahora le llegó el turno al Teatro Argentino de La Plata, quien anunció que desde el lunes 2 de Marzo “se podrán observar el inicio de los trabajos en el exterior del edificio que culminarán con la instalación de la reja perimetral, destinada a permitir la recuperación de espacios, limpieza, seguridad y embellecimiento de nuestro querido Teatro”.
Esta medida, lejos de apuntar al mejoramiento real de la cultura platense, lo único que hace es levantar barreras criminalizando y expulsando a aquellas expresiones artísticas que no entran dentro de los parámetros de la cultura dominante. El “embellecimiento” del que se habla viene de la mano de borrar manifestaciones de un lenguaje artístico callejero, como lo son los stenciles y graffitis. Así mismo, se criminaliza a aquellxs jóvenes que ocupan ese espacio para expresarse culturalmente, tildándolxs de “vándalxs”.
Las rejas como parámetro de “seguridad” perpetúan la convención de que hay un “otrx” de quien necesitamos defendernos y donde la propiedad privada - materializada en instituciones - debe ser protegida. Pero las rejas se levantan tanto material como simbólicamente; ya que aleja a quienes se apropiaban (o podrían hacerlo) de un espacio que – tal vez – no lxs tenía como destinatarixs de sus políticas culturales.
Así mismo, el Teatro Argentino es mucho más que aquello que está a simple vista, por lo cual una recuperación del espacio no tiene que ser una mera lavada de cara. El presupuesto destinado a enrejar la institución bien podría ser utilizado para generar condiciones dignas tanto para lxs trabajadorxs del lugar como así para quienes concurren al mismo. No solo las salas necesitan cuidado, sino también las instalaciones internas, camerinos, talleres y depósitos que no están a la vista.
Hablar de un “embellecimiento y recuperación” tiene que tener como fin mejorar las condiciones físicas para que sean más personas las que puedan disfrutar de una propuesta cultural, que lxs trabajadorxs de la cultura tengan un espacio digno donde desarrollar sus tareas y cuenten con los recursos para hacerlo. Los espacios culturales deben estar abiertos a la sociedad y no cerrarse a la posibilidad de que sean espacios públicos donde la creatividad y las expresiones artísticoculturales los llenen de vida.
No a la privatización de los espacios públicos!
No a la criminalización de las expresiones culturales!
No se le ponen rejas a la cultura!
Arte al Ataque
Espacio de Cultura del FPDS Corriente Nacional
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